Una cosa está clara: y es que cuando EEUU tose, Europa se constipa. La política comercial de Estados Unidos con el regreso de Donald Trump ha reavivado las tensiones económicas a nivel global, y Europa, con España como uno de sus actores más vulnerables, no está ajena.
Tanto el viejo continente como nuestro país, podrían enfrentarse a una situación compleja si los aranceles se intensifican. Este escenario no es nuevo: durante su mandato anterior, Trump aplicó aranceles sobre productos europeos, desde el acero y el aluminio hasta bienes tan diversos como el aceite de oliva o el vino español. ¿Qué va a pasar ahora?
La amenaza arancelaria que tanto le gusta a Trump
Los precedentes de la política comercial de Trump no auguran nada bueno para Europa. En su mandato anterior, impuso aranceles del 25 % al acero y del 10 % al aluminio de la Unión Europea, justificándolos como una medida de seguridad nacional.
Aunque estas tarifas fueron temporalmente suspendidas en 2021 tras la llegada de Joe Biden al poder, Trump ha dejado claro que busca restablecerlas e incluso ampliarlas.
Además, países como Canadá, México y China ya han sufrido las consecuencias de estas políticas. China, por ejemplo, se vio obligada a responder con aranceles recíprocos a productos estadounidenses por valor de 110.000 millones de dólares.
Para España, el impacto de los aranceles es especialmente preocupante porque el país exporta más de lo que importa a Estados Unidos. Productos clave como el vino, el aceite de oliva, los quesos y la moda podrían enfrentarse a tarifas adicionales que reducirían su competitividad en el mercado estadounidense.
Actualmente, Estados Unidos es el sexto mayor destino de las exportaciones españolas, con un valor anual que supera los 13.000 millones de euros. En cambio, España importa productos estadounidenses por un valor significativamente menor, lo que subraya la desventaja en caso de medidas arancelarias.
El caso de Canadá, México y China, ¿un aviso para Europa?
El impacto de la guerra comercial de Trump, se sienten con fuerza en Canadá y México, a pesar de su cercanía geográfica y sus estrechos lazos económicos con Estados Unidos. Los aranceles sobre el acero y el aluminio provocaron en su día represalias inmediatas por parte de ambos países, con tarifas sobre productos estadounidenses como el whisky, los automóviles y las frutas.
Esto afectó negativamente a sectores clave de la economía estadounidense, desde los agricultores hasta los fabricantes de automóviles, pero también demostró la capacidad de estos países para resistir mediante medidas recíprocas.
China, por su parte, experimentó un impacto mucho mayor. En el punto álgido de la guerra comercial, las exportaciones chinas a Estados Unidos se redujeron en un 20 %, mientras que sus importaciones de productos estadounidenses también disminuyeron significativamente.
Aunque el país asiático logró redirigir parte de sus exportaciones a otros mercados, los costes económicos fueron innegables. Para Europa y España, esto es un recordatorio de cómo el proteccionismo de Trump puede tener consecuencias significativas.
Impacto directo sobre España
En el caso de España, los sectores más expuestos incluyen la agricultura, la industria alimentaria y los productos de lujo.
El vino y el aceite de oliva, dos de los principales pilares de las exportaciones españolas a Estados Unidos, ya sufrieron los efectos de aranceles impuestos durante el mandato de Trump, con una caída del 30% en las exportaciones de aceite de oliva en 2020.
Además, el sector agrícola enfrenta una situación doblemente complicada: no solo podría ver reducidas sus exportaciones, sino que también estaría sujeto a un aumento de los precios de insumos importados, como maquinaria y productos químicos.
El impacto también se extendería a la industria tecnológica y automovilística. Empresas españolas que dependen de componentes fabricados en Estados Unidos podrían enfrentar un incremento en los costes de producción. Este efecto en cadena afectaría la competitividad de los productos españoles tanto en el mercado interno como en otros mercados internacionales.
El papel de la Unión Europea
¿Y en todo este contexto cuál es el papel de la UE? Bruselas se enfrenta a un dilema complejo. Por un lado, debe proteger a sus estados miembros de las políticas comerciales agresivas de Trump; por otro, debe evitar una escalada que dañe aún más la economía global.
Bruselas ha dejado claro que no dudará en responder con medidas recíprocas, pero también es consciente de que una guerra comercial prolongada podría tener consecuencias devastadoras para ambas partes.
En este contexto, España debe coordinarse estrechamente con la Unión Europea para garantizar que sus intereses específicos sean tenidos en cuenta en cualquier negociación. Además, según los expertos es hora que ya desde Moncloa se trabaje para buscar diversificar nuestros mercados de exportación con el objetivo de reducir la dependencia de Estados Unidos.
España también tiene oportunidades de crecimiento en Asia, América Latina y África sí. Pero fomentar la innovación y la competitividad en sectores clave podría ayudar a las empresas españolas a adaptarse a un entorno comercial más desafiante. Sin embargo, la inversión en innovación no es nuestro fuerte y desde hace años la competitividad del país en el terreno internacional no deja de caer.