
Donald Trump tose y el resto del mundo tiembla, incluso los propios ciudadanos para los que gobierna. Las medidas arancelarias implementadas por el gobierno republicano están generando un efecto colateral inesperado: el descontento entre millones de estadounidenses que ven cómo sus inversiones en bolsa se resienten.
En un país donde aproximadamente el 62% de los adultos posee acciones, ya sea directamente o a través de fondos de inversión y planes de jubilación, las fluctuaciones del mercado han tenido un impacto directo en el bolsillo de las familias.
Lo que en un principio se presentaba como una estrategia para proteger la industria nacional podría convertirse en un riesgo electoral para el ex presidente, especialmente si la volatilidad financiera persiste.
De momento, ha dejado con algo de calma los mercados con una paralización de 100 días de sus ya famosos aranceles a decenas de países de todo el mundo (excepto para China).
Los datos no mienten: unos 162 millones de adultos estadounidenses, lo que equivale a alrededor del 58% de los hogares, tienen exposición al mercado de valores. Este amplio segmento de la población ha experimentado en los últimos dias cómo las tensiones comerciales derivadas de los aranceles afectan a sus carteras.
Históricamente, los votantes castigan a los líderes políticos cuando la bolsa cae, pero el escenario actual es aún más delicado, pues la incertidumbre ha sido directamente provocada por decisiones de una política económica que, incluso, ya tiene sus detractores dentro del partido republicano.
Un electorado financieramente expuesto
En las últimas décadas, la participación de los estadounidenses en los mercados financieros ha crecido significativamente. Plataformas de inversión accesibles, el aumento de los fondos indexados y la popularización de los ETFs han democratizado el acceso a la bolsa. Sin embargo, este mismo fenómeno hace que las decisiones económicas del gobierno tengan un impacto más amplio que nunca.
Según datos del Nasdaq de 2025, 72 millones de familias estadounidenses tienen algún tipo de inversión en el mercado de valores, ya sea a través de cuentas individuales, fondos de pensiones o planes 401(k).
Esto significa que cualquier caída sostenida en las cotizaciones no solo afecta a los grandes inversores, sino también a trabajadores que dependen de sus ahorros para la jubilación. Las medidas arancelarias, al generar incertidumbre en las empresas afectadas, han contribuido a episodios de volatilidad que preocupan a este amplio grupo de votantes.
¿Por qué los aranceles asustan a Wall Street?
Las políticas comerciales de Trump, caracterizadas por impuestos a las importaciones y tensiones con socios económicos clave, han tenido un impacto directo en las cotizaciones bursátiles.
Sectores como el tecnológico, el automovilístico y el agrícola han experimentado fuertes oscilaciones esta semana, lo que se traduce en pérdidas para millones de pequeños inversores. En otras palabras: se han esfumado billones de dólares en apenas unos días.
Los mercados odian la incertidumbre, y las guerras comerciales son una de las mayores fuentes de inestabilidad. Cuando Trump anunció nuevos aranceles a productos chinos a principios de 2025, el S&P 500 registró una caída inmediata. Aunque algunas empresas podrían beneficiarse a largo plazo de una menor competencia extranjera, a corto plazo los inversores temen represalias, cadenas de suministro más caras y una posible desaceleración económica.
¿Puede Trump revertir el descontento?
En política, pocas cosas son tan peligrosas como afectar los ahorros de la gente. Históricamente, los presidentes que han presidido caídas bursátiles prolongadas han pagado un coste electoral. En el caso de Trump, el problema es aún más evidente, pues sus medidas arancelarias son percibidas como la causa directa de la inestabilidad financiera.
Los datos muestran que los estadounidenses con inversiones en bolsa suelen ser más propensos a votar y a cambiar su preferencia según la situación económica. Si la volatilidad continúa, Trump podría enfrentarse a un electorado frustrado, especialmente en estados clave donde la clase media tiene una fuerte exposición a los mercados.
El ex presidente ha defendido sus políticas argumentando que fortalecen la industria nacional, pero si los mercados no se estabilizan, el mensaje podría no ser suficiente. Con tantas familias pendientes de sus inversiones, cualquier caída prolongada podría convertirse en un lastre electoral difícil de superar.
Mientras tanto, millones de estadounidenses seguirán mirando sus pantallas, esperando que las medidas arancelarias no sigan perjudicando sus carteras. En un país donde la bolsa ya no es solo cosa de ricos, las decisiones económicas tienen consecuencias políticas más grandes que nunca.
Que Trump tenga en cuenta a esos millones de votantes e inversores, también es positivo para los países afectados por los aranceles, como no.