Hace unos días, y ,a cuenta de la "desgracia" que había sufrido BNP Paribas, le daba vueltas al tema de la Mala Suerte desde el punto de vista empresarial. Y sostenía que, generalmente, esa mala suerte no existe. Esa mala suerte esconde una mala gestión, unos riesgos excesivos, una política inadecuada...que son responsabilidad nuestra. Por supuesto, siempre pueden existir algunos casos auténticamente desafortunados, pero son escasos, muy escasos. Hace poco creo que se dio uno de ellos.
El 14 de septiembre, la web de El Mundo, en la sección de Su Vivienda, recogía una oferta tentadora>. Un empresario español promovía viviendas de lujo en Tailandia desde menos de 60.000 euros. El lugar concreto era la paradisiaca Bahía de Phuket, lugar ya conocido por muchos españoles. A pesar de la paliza horaria de 12 horas, el vuelo es accesible, el entorno seguro y se encuentra en medio de una zona de indudable desarrollo económico. Vamos, que a más de uno le harían tilín los 900 euros metro cuadrado por los que se comercializaban las viviendas. Puedo estar equivocado, pero el artículo parecía claramente de pago. Y de serio no fue barato, no. Pero el momento elegido, con una fuerte oleada de inversión inmobiliaria de pequeños inversores españoles fuera de nuestras fronteras, con el euro en máximos, con precios accesibles y opciones de alquiler, así como la referencia de un paisano español como cara visible de la promoción, hacía presagiar un buen retorno de los costes publicitarios.
Pero llego el domingo 16. Y como todos sabemos tuvo lugar el triste accidente en el Aeropuerto Internacional de Phuket. Más de 90 personas fallecieron y otras muchas resultaron heridas. Sólo dos días después. Aún hoy no esta clara la causa del accidente. Se habla de la lluvia y el viento, otros de un fallo humano. Lo que estoy seguro es que automáticamente, en el subconsciente de muchos potenciales compradores se esfumó su deseo. Me imagino la cara del empresario. Yo no mande a vender mi promoción contra los elementos, parafraseando a Felipe II.
Aunque ahora que lo pienso, quizás aquí lo de la suerte también es relativo. Todos sabemos como los fenómenos atmosféricos se desatan con inusual violencia en aquellas zonas, y eso es un riesgo que se debe valorar, al vivir o viajar allí. Y por otro lado, la viabilidad económica de los desplazamientos a aquellos lugares para los viajeros de clase media, puede suponer en ocasiones una reducción de los estándares de seguridad aérea. Se ha hablado mucho de Low Cost, y me da la sensación que el Low Cost oriental es verdaderamente Low también en otros aspectos.