
Los aranceles elevados, que son un mecanismo diseñado para proteger industrias locales o aumentar la recaudación fiscal, pueden tener efectos secundarios no deseados. Estos días, estamos viendo uno poco habitual con la Administración Trump (más vinculado a la pérdida de confianza que al arencel en sí): la fuerte caída del dólar, e incluso la pérdida de confianza en la moneda de referencia.
Sin embargo, tradicionalmente, uno de los más significativos es el incremento del contrabando. Este fenómeno, bien documentado en diversas regiones del mundo, muestra cómo las políticas arancelarias han influido en el contrabando en países como Brasil, Argentina, España, Nigeria, México y Venezuela.
Fomento del... ¿contrabando?
Cuando los aranceles o impuestos especiales elevan el precio de ciertos productos, se crea un incentivo económico para eludir estos costos mediante el contrabando.
Entre los factores que contribuyen a este fenómeno se incluyen: las diferencias de precios entre países cercanos, la falta de controles aduaneros o la corrupción, las redes organizadas y la demanda sostenida de productos, más baratos: los casos habituales de Gibraltar, debido al contrabando de tabaco, y Andorra son bien conocidos. La nación vecina ha pasado de ser un paraíso del que mover tabaco y alcohol a un lugar donde el contrabando de efectivo ha ido acogiendo relevancia, como explican en Vice.
Un estudio de la Universidad de Alicante sobre el contrabando en América Latina señala que los aumentos fiscales abruptos, la falta de mecanismos de control y los vacíos legales en zonas francas alientan este tipo de dinámicas.
En este sentido, los altos aranceles brasileños, por ejemplo, han propiciado el contrabando con regiones cercanas, como Paraguay (desde Ciudad del Este). Solo en octubre de 2023, se ejecutaron 163 órdenes contra el contrabando de electrónica y textiles, lo que muestra la magnitud de un problema que también alcanza el narcotráfico.
Contrabando en América Latina
Brasil ha mantenido históricamente aranceles elevados en sectores como la electrónica y los textiles. Esta política ha incentivado el contrabando desde Paraguay, especialmente desde Ciudad del Este (Paraguay). En octubre de 2023, las autoridades brasileñas ejecutaron 163 órdenes contra el contrabando de electrónicos desde esta ciudad fronteriza, evidenciando la magnitud del problema. La Nación
No es muy distinto a cómo las políticas proteccionistas argentinas tradicionales han favorecido el conocido como "contrabando hormiga", donde se cruzan las fronteras chilenas, bolivianas y paraguayas para introducir productos de forma ilegal. Poco a poco, ese tráfico ilegal por parte de particulares y pequeñas familias ha evolucionado a clanes y sindicatos.
México ha tenido su propia guerra contra el contrabando de productos agrícolas y, sobre todo, metalúrgicos, con importaciones ilegales de acero, difíciles de controlar debido al contrabando técnico, como denunció la Cámara Nacional de la Industria del Aluminio (Canalum), apuntando a la triangulación de productos que se envían a través de terceros países para evadir aranceles y regulaciones.
La situación venezolana, en cambio, de escasez de productos de la canasta básica ha llegado a incentivar el contrabando de alimentos y bebidas desde Colombia. En los últimos años, el 25 % del mercado local de gaseosas, por ejemplo, se exporta ilegalmente desde el país vecino.
Spoiler: España sigue teniendo problemas
En España, la alta fiscalidad sobre productos como el tabaco ha fomentado el contrabando, especialmente desde Gibraltar. Según datos de la Encuesta de Paquetes Vacíos (EPS) de la consultora Ipsos, el tabaco ilícito procedente de Gibraltar representaba el 67 % del total del contrabando de tabaco en España al cierre de 2021.
Una cifra que se ha reducido hasta el 7,6 % en poco más de tres años debido a la creación de acuerdos bilaterales y mayores controles.
En este sentido, a pesar del cambio de perspectiva, se estima que Andalucía sigue consumiendo más de un 5 % de tabaco de contrabando, algo que para el estado representa una pérdida significativa en impuestos, pero que, sobre todo, denota la preocupación de los estados por mantener un adecuado control de impuestos y fugas de capitales.
El principal problema
Por descontado, los altos aranceles y las políticas fiscales más restrictivas suelen tener estas consecuencias no deseadas, con consecuencias muy distintas dependiendo de los países. Por ejemplo, Nigeria impuso recientemente aranceles sobre el arroz, pero esto ha aumentado el tráfico ilegal desde Benín y ha beneficiado a los principales grupos contrabandistas: todo lo contrario a lo que se pretendía.
Una realidad que nada tiene que ver con los EEUU, pero que parte de una base similar: Trump busca un modelo proteccionista para incentivar la industria interna, obviando que el papel estadounidense no solo afecta a su propia economía y recaudación fiscal, sino que se puede ver golpeado por casi el 30 % de deuda norteamericana en manos extranjeras.
En pocas palabras, resulta esencial que las políticas comerciales consideren estos efectos secundarios y busquen un equilibrio entre la protección de la industria local y la prevención del comercio ilegal. ¿El problema? Muchas veces, algunos de estos efectos son imprevisibles.
Foto: FMT