Una americana se vino a España pensando que era el paraíso. Y su mayor problema es que la vivienda es cara, igual que para los españoles

Una americana se vino a España pensando que era el paraíso. Y su mayor problema es que la vivienda es cara, igual que para los españoles
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En los últimos años, España ha experimentado un notable incremento en la llegada de ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, muchos de estos expatriados se enfrentan a desafíos similares a los de los propios españoles, especialmente en lo que respecta al acceso a la vivienda.

Esta es la experiencia de Cristina Martínez, una estadounidense que se mudó a España en 2022 en busca de una vida más tranquila y asequible. La realidad es que encontró (lo que ella y su familia consideraron) graves dificultades para adaptarse, y han decidido volver a Estados Unidos, según explicó a CNN. ¿El principal problema? La vivienda.

El problema de siempre

Martínez llegó a España con la idea de encontrar un país donde el coste de vida fuera significativamente más bajo que en Estados Unidos. Había estado varias veces, de vacaciones (la notiica original no específica exactamente dónde), considerándolo un destino perfecto para una vida casi idílica en Europa. No obstante, se ha topado con un problema que afecta a los propios españoles: el acceso a un hogar.

En ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, el precio del alquiler y la compra ha aumentado de manera considerable, impulsado en parte por la alta demanda de extranjeros y la especulación inmobiliaria. En Santander, donde la familia decidió residir, tampoco encontramos la vivienda más asequible del país (2.524 euros/m2), si bien ni mucho menos es una de las más costosas. De media, Madrid o Barcelona tienen un precio por metro cuadrado que llega a duplicar estas cifras.

Según datos recientes, desde 2019, la compra de viviendas por parte de ciudadanos estadounidenses en España ha aumentado un 88%. Un fenómeno vinculado, en parte, con la percepción de que el mercado inmobiliario español es más accesible que el estadounidense (de hecho, lo es). En algunas regiones como Canarias o la Costa del Sol, donde la presencia de extranjeros residentes es notable, la situación ha llevado a un encarecimiento del acceso a la vivienda, afectando tanto a locales como a nuevos residentes.

Vuelva usted... mañana

The New York Times analizó, hace un par de años, cómo la venta de casas y pisos a estadounidenses que querían residir en el sur de Europa, era una opción más atractiva, no por el clima y el coste de vida, sino también porque existe una notable diferencia salarial entre los sueldos norteamericanos y los de España, Portugal o Italia.

Eso no hace que la vivienda sea barata, ni que juegue al margen de las reglas del mercado (¿mucho interés?, subida de precios). Además del coste de la vivienda, Martínez también se enfrentó a diferencias culturales significativas, pese a ser de origen cubano.

En cualquier caso, la burocracia española, que nadie duda de que pueda ser un reto para quienes llegan de otras latitudes, no tuvo tanto peso como el ritmo de vida, más pausado que en Estados Unidos, y que todo indica que generó frustraciones en la pareja.

Por el contrario, algunos problemas habituales para otros migrantes (como la búsqueda de un empleo o el dominio del idioma) no suponían un escollo para la hispanohablante, quien comentó que el estilo de vida español "[la] forma de vivir, es muy diferente a la forma de vivir hispana".

Según Cristina informó a CNN, el clima fue otro gran problema (cinco o seis meses de mal tiempo, mucha humedad, viento...), así como el horario partido (en la noticia original, se menciona, como no podía ser de otro modo, la famosa "siesta") e incluso la comida española.

"No hay gangas"

A los problemas obvios por no informarse más allá de la rutina vacacional, sobresale el coste de la vivienda. Para Martínez, obtienes lo que pagas, asumiendo que no se trata de ninguna ganga (eso lo sabemos todos los españoles).

El resto de clavos en el ataúd de su vida idílica en el norte de España fueron  el impuesto sobre ventas y patrimonio, los costes y dificultades para adquirir una segunda vivienda y el problema de la okupación.

¿Este es un caso único? En absoluto. Cada vez más extranjeros descubren que España, aunque ofrece una calidad de vida envidiable en muchos aspectos, no es un paraíso exento de dificultades.

La sanidad pública, la seguridad y el clima pueden ser puntos a favor, pero la realidad del mercado inmobiliario y las barreras socioculturales pueden hacer que la adaptación sea más complicada de lo esperado. ¿Este es el perfil mayoritario de los extranjeros residentes? No, pero sí aquel que está cambiando el ritmo de las grandes ciudades españolas.

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