En los últimos meses se viene hablando de que ya ha empezado la recuperación económica en occidente. Por fin los planes de los diferentes gobiernos están empezando a dar sus frutos, la banca parece que va a sanearse, y todo va a volver a la normalidad para que volvamos a consumir como antes y la crisis quede atrás. Sin embargo, es posible que lo que hayamos visto es un hundimiento para ahora quedarnos estancados en niveles muy bajos de crecimiento.
Porque el problema que hemos tenido en muchos países no ha sido que los bancos han tenido problemas porque daban muchos créditos sin criterio, sino que han dado tantos créditos que algunos se han dado con poco criterio, rebajando la exigencia de riesgo, o distorsionándola. El problema era el alto endedudamiento de las empresas y familias. No era sostenible. No se puede crecer con un apalancamiento tan alto porque al final la situación tiene que desbordarse por algún sitio.
Por tanto, todas las acciones que se tomen para sanear los bancos y empresas que vendes su producto a crédito (automóviles, inmuebles) servirán para salvar la situación algo, pero no podemos pretender que el crédito de las familias y empresas vuelva a dispararse. De momento esta bajada de crédito privado se está compensando con gasto público, es decir, con endeudamiento público, pero estamos en las mismas. El endeudamiento público puede servir para evitar glitches excesivamente abruptos de destrucción de empleo y tejido empresarial, pero no se puede pretender que a partir de ahora el que se endeude y gaste como si no hubiera mañana sea el Estado.
Por eso me da miedo la situación de Japón. En Japón, a pesar de lo que se dijo en su día, no son tontos. Y no han podido evitar que después de un periodo exuberante (finales de los 80), se hayan metido en una situación de crecimiento nulo durante casi veinte años. Y su política empresarial es muy reacia a los despidos y por tanto la población no ha sufrido la crisis con paro. Hay que considerar la posibilidad de entrar en un estancamiento y desde luego tener un plan para salir del atolladero que no se base en que las empresas y las familias vuelvan a un nivel de gasto por encima de sus posibilidades.
Vía | Gurusblog
Foto | Kevin Krejci